Cerveceros “de olla y pala”

Tres emprendedores de Castellón unidos por su pasión cervecera dan pulso a Castelló Beer Factory, un proyecto artesanal que sigue sumando litros y acumulando premios.

“Ya éramos cerveceros, pero sólo de vaso. Ahora además lo somos de olla y pala”. La muestra es que su obrador emana artesanía por los cuatro costados. “Todo lo que hay aquí lo hemos hecho nosotros, excepto este grafiti”, dicen Víctor García, Antonio Carbajo y Jesús (Xuso) Troncho, impulsores de Castelló Beer Factory, señalando la imagen de la jarra gigante que corona el hall de la nave de esta empresa de cerveza artesanal. Ese todo abarca desde el diseño de los equipos de maceración, fermentación y elaboración cervecera a la fontanería o el sistema eléctrico. Es la ventaja de que un electricista, un topógrafo y un fontanero crucen sus caminos unidos por esa pasión cervecera que les ha llevado a materializar este proyecto pionero en la ciudad de Castellón.

La firma es la muestra palpable del auge que atraviesa el sector, que facturó 47 millones de euros en 2017, un 31% más que el año anterior. En España la fabricación de cerveza artesanal aún representa el 2% del total, pero el porcentaje irá sumando dígitos, auguran quienes se dedican a ella. Desde 2008, cuando la crisis empuja a muchos emprendedores a buscar aquí una vía de negocio, se han creado 40 microcervecerías al año según el portal Birrapedia. La Comunidad Valenciana ocupa con el 9% y por detrás de Cataluña, Andalucía y Castilla y León, el cuarto puesto en número de cerveceras artesanas españolas, más de medio millar, según un informe del Observatorio Sectorial DBK de Informa. El mismo estudio augura un crecimiento del 30% en 2018 para la producción de cerveza artesana.

La historia de Castelló Beer Factory empieza con tres equipos de fabricación casera. Sus promotores ya habían hecho sus pinitos en casa, en plan autodidacta y tirando de vídeos de youtube “en tardes de domingo aburridas”, explica entre risas Antonio. “Hacer cerveza es fácil, lo difícil es hacerla buena”, matiza. El aprendizaje casero dio paso al deseo de una formación universitaria, y por cuestiones del destino, los caminos de los tres concluyeron en el máster de Especialización en Elaboración de Cerveza Artesanal que cursaron en Alicante. Aquello supuso el salto del hobby a lo profesional. Fue el germen de una empresa que vio la luz en 2016, tras superar “siete meses de trabas burocráticas” y que durante su primer año, fabricó 33.000 litros. Su segundo ejercicio en activo, el 2017, cerró con más de 45.000 litros en el mercado.

Víctor, Antonio y Jesús aún saborean el último reconocimiento recibido, que avala la buena trayectoria de la firma. En marzo Castelló Beer Factory se impuso a 250 cerveceras y mil variedades en la segunda feria internacional más importante del sector en Europa: la Beer Challenge de Barcelona. El nuevo podio lo lograron con su cerveza Golden, medalla de oro en la modalidad de Blonde Ale.

Golden -noble y refrescante- es la primera de las cinco referencias que integran el abanico cervecero de esta empresa. Se unen la Happy Hoppy, la Indian Pale Ale que se hizo con el tercer puesto en el Campeonato Nacional de Cerveza en julio de 2017-; la Sant Rock, “calificada por muchos como la mejor Dubbel del país, se vende muchísimo”; Engendro (American Pale Ale), una de las joyas de la corona, “macarra, transgresora, rebelde” y la última elaboración: la negra 964 Porter.

Cinco productos, por lo general, “macarras, más amargos, porque somos de lúpulo a tope”, advierten, elaborados de forma completamente artesanal y sin ningún aditivo químico. “Molemos la malta a mano y tratamos el agua con ósmosis”, explican. Esta oferta base ‘a cinco’ se amplía con “algún que otro experimento” estacional, como la MIC Mango lanzada el pasado verano, una Fruit Ale muy ligera que se agotó en apenas tres semanas.

La malta que utilizan procede de Alemania. “En España hay malterías, pero son propiedad de las grandes industrias. De todos modos, existirán porque el mercado no deja de crecer”. Las cifras del sector a nivel global lo constatan. En una comparecencia hace escasas dos semanas, el director general de Cerveceros de España, Jacobo Olalla, defendió en la Comisión de Agricultura del Congreso el papel fundamental de la cerveza en la economía y la sociedad del país y su impacto en sectores clave como la agricultura, la hostelería y el turismo. En este sentido destacó los 7.000 millones de euros de valor añadido que aporta la cerveza y los 344.000 empleos que genera.

La firma castellonense vende vía online y a establecimientos que casan con la filosofía slow que promueve y con la que intenta vencer la barrera “de un tercio a un euro”. Sus ventas se extienden ya por la provincia de Castellón, Valencia, Alicante, Zaragoza o Barcelona y se guían por el cuidado puesto en la cadena de distribución y la propia imagen: sólo hay que echar un vistazo al etiquetado, con diseños individualizados.

La gama cervecera de estos tres emprendedores se caracteriza por el alto concentrado de lúpulo “hasta cien veces superior al que pueda tener una de tipo industrial” y tarda en ver la luz “entre cinco o seis semanas”, frente a los cinco días que invierte un sistema de fabricación en masa. Esta es la apuesta de Castelló Beer Factory y que ha sabido ramificar para ampliar vías de negocio. Dos ejemplos: Lupulove, el local que regentan desde hace año y medio en pleno de centro de Castellón y que se ha convertido en el mejor escaparate para su producto, pues el 80% de lo que venden es de elaboración propia; y el tour, con cata incluida, que organizan en la propia fábrica. La misma en la que realizan cursos de iniciación y avanzados de elaboración artesanal y casera de cerveza.

La aventura supera los dos años. Y va al alza. ¿La meta? “Alcanzar los 100.000 litros sería una buena cifra”, concluyen, entre risas, estos tres cerveceros “de olla y pala”