Cinco historias que son ejemplo de vida

Ellos son la más contundente prueba de que se puede. De que es posible seguir adelante a pesar de todo. Los cinco ganadores de la sexta edición del Concurso de Microemprendimientos de la Fundación Par demuestran que volver al ruedo es, ante todo, una cuestión de actitud.

El certamen recibió 50 ideas que presentaron personas con discapacidad motora o sensorial, sin compromiso mental. Fueron seleccionadas 22, que cursaron una capacitación intensiva para poner en práctica su idea de negocio. Y de ellos, cinco recibieron de la fundación, con el apoyo del Citibank, un préstamo solidario de cerca de 3000 pesos para comenzar su emprendimiento.

Con el lema «a igual capacidad, igual oportunidad», la fundación nació hace 20 años con el objetivo de promover y formar a personas con discapacidad para integrarlos al mercado laboral como trabajadores competitivos. En estas dos décadas, cerca de 2600 trabajadores con discapacidad accedieron a un empleo digno a través de la gestión de Par ( www.fundacionpar.org.ar )

Tiene un título que lo dice todo: «Capacitados para emprender». Busca derribar prejuicios sobre la idea de que una discapacidad inhabilita a una persona. Los participantes fortalecen sus habilidades para el trabajo y así el premio es mucho más que un estímulo monetario. Es el empujón necesario para salir a pelearle al mercado.

Adrián Véliz era mecánico de aviones cuando la esclerosis múltiple irrumpió en su vida. Hoy, a las 41 años, dirige un proyecto de elaboración, envasado, pedidos, venta y entrega a domicilio de de artículos de limpieza. Empezó en bicicleta. Hoy visita en moto a sus clientes de Lanús, Monte Chingolo y Bandfield. «Lo importante es no quedarse», dice.

Los otros dos ganadores son Analía Fiore, una psicóloga y escritora de cuentos infantiles de 33 años con discapacidad visual, que se propone publicar sus libros en Braille y en tinta para promover la interacción entre niños videntes y no videntes y Sergio Maida, de 44 años, con discapacidad motora, que pondrá en marcha el proyecto Un sol para tu auto, de fabricación de parrillas exclusivas de metal cromadas para dueños que gusten del tuning en sus autos.

«El primer paso para barrer con la situación de discriminación laboral de las personas con discapacidad es que seamos nosotros los que nos paremos en la sociedad como un igual -sostiene la presidenta de la fundación, Jacqueline de las Carreras, que tiene una discapacidad motriz-. Nosotros debemos ocupar un lugar protagónico de transformación hacia una sociedad más justa a partir de una actitud proactiva. Salir de la lástima, terminar con la autocensura y con el clientelismo, desdramatizar el problema y asumir el costo personal que implica el cambio.»

Estrategias para crecer

«Con bajo capital es difícil que una idea deje de ser un autoempleo y se convierta en un emprendimiento. Además de capital, necesitan estrategias, por eso es fundamental el curso», considera el coordinador de Programas de Par, Alejandro del Mármol.

Además del dinero, los emprendedores contarán con el acompañamiento de un mentor voluntario del Citibank, que los asesorará y acompañará en la puesta en marcha del proyecto. «Los primeros años son los más difíciles, sobre todo el primero», comenta del Mármol.

«Los microcréditos son uno de los temas clave en las acciones de Responsabilidad Social Empresaria de Citi en Argentina, junto con educación y medio ambiente. En este caso, es una inversión de mas de u$s 65.000 que lo ejecutaremos entre 2008 y 2009 para financiar más de 40 proyectos de emprendedores con discapacidad en Buenos Aires, Tucumán, Mar del Plata», contó a La Nacion el vicepresidente de Asuntos Públicos de Citibank, Alejandro Cerviño.

«Es como volver a dar los primeros pasos», ilustra Darío. «El curso te abre la cabeza. Uno cree que se las sabe todas y hay mucho por explorar», agrega Adrián. «Sirve para aprender a disponer del dinero y, a la vez, hacerlo crecer. Yo tuve emprendimientos anteriores que no crecieron… apenas generaban un sueldo que me gastaba en pagar los servicios», recuerda Marta. Para ella es difícil el traslado: «Puedo conseguir un trabajo pero si tengo que tomar remise para ir y volver se me va el sueldo», explica. Esta idea le permite trabajar desde casa y atender a sus hijos.

Para Marta, sin embargo, lo mejor que recibió en el curso fue la contención y la motivación para crecer:»Convivir con gente con la misma problemática te contagia y te emociona.»

fuente: La Nación