El músico Ezequiel Massón (37) destinó ese dinero para comprar materia prima y montar su propio negocio -en el living de su casa de Florencio Varela- que hoy es un éxito en ventas. Su historia se hizo viral y llegó hasta el presidente Alberto Fernández, quien lo felicitó en un video
El último año no fue nada fácil para Ezequiel Massón, un músico de 37 años oriundo de Bahía Blanca que tuvo que dejar de lado su vocación artística para ponerse a vender equipamiento médico y así mantener a su esposa y a su hijastra, de 7 años. Pero los números no cerraban, la crisis económica se disparaba y la pandemia de coronavirus lo terminó convirtiendo en un nuevo desocupado.
Ezequiel nació en el seno de una familia muy humilde y asegura que recibió una “crianza de campo”. Aprendió a pelar pollos, carnear corderos, hacer chorizo casero y hasta pescar para comer. “Siempre me dijeron que cocinaba muy bien”, recordó frente a Infobae, sin saber que su vida cambiaría por completo y que se convertiría en un exitoso emprendedor gastronómico.
Jura que nunca recibió ayuda del Estado y que siempre se las ingenió para salir adelante. Pero como su situación era desesperante no le quedó otra opción que anotarse para conseguir el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).
Decidir qué hacer con esos $10 mil no fue tarea sencilla. Pasó varias noches desvelado hasta que una mañana se levantó inspirado y con ganas de invertir ese dinero “en darle de comer a las personas”. Y comenzó a fabricar pastas caseras.
Así, pasó de comprar un kilo de harina a bolsones de 50 kilos, de un kilo de muzzarella a hormas enteras y de un kilo de jamón a piezas completas. El teléfono no dejaba de sonar y su mujer no daba abasto para tomar los pedidos y hacer las entregas. A los 20 días ya había triplicado la inversión y con el tiempo decidió diversificarse y sumar la elaboración de pizzas, empanadas, carnes, mariscos, alfajores y postres.
“Esto es un milagro. Todo va marchando muy pero muy bien. Hace 48 horas veía la cocina tan grande y ahora me queda chica. De tener mucho tiempo, pasé a no tener tiempo de pensar, de estar preocupado… pasé a ser feliz”, posteó en su Facebook el 29 de junio mientras su negocio no paraba de facturar junto a un video que se volvió viral.
Ezequiel está convencido de que “las ideas más gloriosas salen de la pluma más humilde” y se muestra eternamente agradecido porque la vida le haya dado, una vez más, la oportunidad de reinventarse. “Estoy agotado, amaso 12 horas por día, mi página explota de pedidos y soy feliz”, dijo con satisfacción.
Sin embargo, su labor no resulta del todo fácil y debe ponerle el pecho a varias dificultades. Actualmente vive en Florencio Varela, en un barrio de calles de tierra donde no hay agua potable ni gas. Su casa es pequeña y tuvo que transformar su living en una gran cocina, donde pasa la mayor parte del día.
“Tengo que cocinar con agua mineral y garrafa. A veces se complica, pero no me doy por vencido. Estoy muy agradecido de todo lo que logré y que los vecinos me compren”, admitió sin quejarse. Sus jornadas transcurren estirando la masa para los sorrentinos, picando la verdura para los ravioles, haciendo el repulgue de las empanadas, amasando pizzas y pan casero, condimentando carnes, rellenando alfajores y mucho más….
“Cuando lo escucho a Robert De Niro decir que perdió millones de dólares y que tuvo que cerrar cinco de sus restaurantes por el coronavirus, miro todo lo que logré en medio de la pandemia y no lo puedo creer. A mí todo esto me dio la oportunidad de resurgir”, se enorgulleció.
Este fin de semana fue demasiado vertiginoso para Ezequiel ya que cobró una notoriedad impensada. Fue gracias a un video que subió a Twitter el presidente Alberto Fernández, quien se hizo eco de su agradecimiento y lo felicitó por su iniciativa. “Ojalá que aproveches lo mejor que puedas esta ayuda que te damos, y ojalá que pronto puedas volver a lo tuyo y todo el orden vuelva a recomponerse”, tuiteó el jefe de Estado.
“Hace dos días que no puedo dormir de la alegría que tengo. Me sobrepasa la emoción y cada vez que entro a Facebook tengo la bandeja de entrada que desborda de mensajes. El domingo, por ejemplo, recibí unos 2.000. Me hace feliz que la gente conozca mi historia y les sirva como inspiración”, admitió. Y hasta se animó a darles un consejo: “Con $2 mil comprás 5 kilos de harina y una horma de muzzarella. Eso te sirve para amasar 30 pizzas, las vendés a $200 y ya triplicaste la inversión”.
Actualmente, Ezequiel trabaja sin descanso: de lunes a lunes. Fue algo que surgió de manera improvisada pero que crece a pasos agigantados. Por eso, ya está organizándose para blanquear su actividad y empezar a pagar los impuestos correspondientes. “Quiero hacer las cosas bien, por derecha. En lugar de vender cada pizza a $200, las vendería a $250 para cumplir con los impuestos y así el gobierno podrá seguir ayudando a otras personas como yo”, se sinceró.
Y concluyó: “Soy consciente de que estoy viviendo algo increíble, sé que en algún momento toda esta espuma se va a ir pero voy a ser recordado como el cuatro de copas que se reinventó en la pandemia con la ayuda del Presidente”.
FUENTE: Infobae