La licitación de bandas del espectro radioeléctrico para las operadoras de comunicaciones móviles permitirá una mejora de la calidad del servicio actual, en especial en lo que respecta a la oferta de video y televisión.
Formalmente, la diferencia entre la tecnología 3G y 4G es que la segunda alcanza velocidades de navegación de 100 megabits por segundo, por lo que se considera que permitirá, por ejemplo, ver online un partido de fútbol o un capítulo de una serie sin cortes.
Ahora bien, la licitación de una mayor porción de espectro radioeléctrico elimina una de las razones de las empresas para defenderse por las fallas en la calidad de las comunicaciones.
Para poder «sacar el jugo» al 4G, el usuario debe saber que esa tecnología debe estar presente en la red y en el dispositivo que usa para comunicarse (ya sea un teléfono o una tablet).
Según datos de la consultora Carrier y Asociados de diciembre del año pasado, el 4 por ciento de los teléfonos vendidos en el país son dispositivos con 4G.
En tanto, el 52 por ciento son equipos 3G y el 47 por ciento equipos 2G, una tecnología que básicamente permite hablar, sacar fotos y mandar mensajes de texto.
La poca participación de equipos 4G es lógica en un mercado dónde hasta ahora no se veía en el horizonte la disponibilidad de más espectro.
La elección de la banda de 1.700 a 2.100 megahertz para la licitación está en línea con las frecuencias que usan para esta tecnología en Brasil, por lo que desde las empresas habían insinuado que era una banda adecuada para desplegar 4G.
Otro consultor, Alejandro Prince, remarcó en distintas oportunidades que había una necesidad imperiosa de licitar espectro para 4G, porque «es la única manera de darle un respiro a las bandas dónde corren los servicios de 3G».
En otras palabras, la licitación dará a las empresas la posibilidad de redistribuir los servicios que hoy prestan y así elevar la calidad.
Si se entiende a un paquete de datos (un mensaje, una foto, un mail o video) como un auto que va por una autopista, la licitación de espectro equivale a habilitar el uso de un carril más para los vehículos que usan la misma arteria al mismo tiempo. Lo beneficioso de esa imaginaria figura es que en el caso de la telefonía móvil hablamos de una cifra potencial de 45 millones de líneas activas, como las que existen en la actualidad.
En la región, según la asociación integrada por empresas del sector -4G Americas-, Brasil, Chile y Colombia son los países que el próximo año estarán «cerca del nivel ideal para la cobertura de 4G».
Según el director regional de 4G Americas, Bob Calaff, estos tres países cubren sólo entre el 30 y 40 por ciento de la cantidad de espectro entregado a las empresas para dar un servicio adecuado.
A fines de este año, según la estimación de la entidad, habrá 6 millones de usuarios de LTE o 4G en América Latina, un número que «se multiplicará hasta los 82 millones en diciembre del año 2018».
Detrás de Brasil, Chile y Colombia, los países más avanzados en la prestación de servicios de cuarta generación figuran Costa Rica, Nicaragua, Perú, Puerto Rico y Uruguay.