Trabajo en equipo: guías que ayudan a las empresas a desembarcar en el mundo

Qué tipos de especialistas hay que formar para que contribuyan con una internacionalización exitosa de las pymes; el papel del Estado, los privados y la academia; cómo llegar a consumidores distantes y diversos culturalmente, insertarse en cadenas de valor y aprovechar acuerdos comerciales.

Sherpa. Baqueano. Práctico. Más allá del nombre, cuenta el concepto. Si la ayuda de un guía es importante para cualquier empresa que quiera internacionalizarse, se vuelve imprescindible para una PYME. ¿Quiénes deberían cumplir esa función? ¿Cómo deberían prepararse para eso? ¿Cuál es el papel del Estado? ¿Y el del sector privado y el académico?

La Fundación ICBC junto con el Centro de Comercio Internacional (la agencia de desarrollo de la OMC y de las Naciones Unidas), el Banco de Desarrollo de América latina (CAF) y el Instituto para la Integración de América latina y el Caribe (Intal, del Banco Interamericano de Desarrollo) organizó un taller de trabajo para que expertos de diferentes países analizaran qué tipos de especialistas es necesario formar para que contribuyan a que las pymes sean exitosas en su proceso de internacionalización y cuáles son las necesidades de las firmas.

«La economía del mundo es como un iceberg del que sólo vemos el noveno superior, los otros 8/9 que no vemos es donde están los principales desafíos, y nuestros líderes están indiferentes», dijo Osvaldo Rosales.

Switch mental

A la hora de describir el contexto actual, el ex director de la división de Comercio Internacional de Cepal destacó que el cambio tecnológico (biociencias, drones, impresión 3D, la vida artificial, etc.) es el eje más determinante.

«Hoy se compite, y es necesario actuar, en tres frentes simultáneos: bienes, servicios e inversiones. Para internacionalizarse, las pymes deben hacer un switch mental, al igual que las políticas públicas y privadas», advirtió.

«El sherpa no le lleva la carga al que escala, pero sabe tanto de escalar, que es como si lo hiciera», dijo Félix Peña, director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC, que ofició como anfitrión.

Primero, se encargó de dejar en claro que «los especialistas» a los que se hacía mención no pertenecen de modo exclusivo al mundo privado.

«Muchas veces las pymes no tienen siquiera un Departamento de Comercio Exterior, a pesar de que cada vez hay más oportunidades afuera gracias a un significativo crecimiento de la denominada clase media urbana», dijo Peña. Por eso, según destacó, es clave la formación de gente para los gobiernos locales a fin de que orienten a las firmas de su lugar.

Paciencia y lenguaje propio

Coincidió Roberto Paiva, director de ProChile. «Hay que formar burócratas que sepan trabajar con las pymes que aún no exportan. Hay que tener paciencia y un lenguaje diferente. Es más fácil hablar con una empresa que habla inglés», dijo risueño.

Hace dos años y medio que Paiva dirige la agencia. Contó que desde los inicios la idea fue poner un fuerte acento en las pymes y en los nuevos exportadores.

«Chile es una economía abierta -tiene 26 acuerdos comerciales-, pero al mismo tiempo hiperconcentrada, con muy poca inclusión. La concentración económica acogota el crecimiento económico y la forma de saltearlo es salir al exterior», dijo.

El funcionario explicó que en Chile hay 200.000 pymes pero que sólo exportan 3670.

«Desde el primer día nos fijamos una meta cuantitativa para sumar nuevos exportadores, y los números se revisan cada año. Por otro lado es importante medir cuántas son, dónde están y de qué rubro son. Hay que hacer un trabajo territorial, y en eso la labor interagencias es fundamental. Más del 50% es capacitación (para las empresas y los funcionarios)», agregó.

«Las instituciones tienen que aprender a aprender», aseveró.

Alan Fairlie, de la Universidad Católica del Perú, describió el panorama en su país. «El 95% de las empresas en Perú son microempresas; el 0,2% son medianas. Tienen una escasa capacidad operativa, problemas de acceso a la información y mucha informalidad. Hay desarticulación empresarial y dificultad en el acceso al financiamiento. Los costos portuarios son elevados: entre 25 y 40% superiores a los de Ecuador, Chile y Colombia», contó.

Rasgos

¿Y las características de esos promotores/guías/sherpas? Ante todo, flexibilidad. Gente capaz de captar las dinámicas de cambio.

«Es tal la velocidad y la cantidad de cambios que si no hacemos un gran esfuerzo, no entendemos nada, y como dijo Enrique Iglesias (ex presidente del BID), las sociedades están enojadas porque no entienden», reflexionó Peña.

«Parece conveniente valorar la experiencia práctica, la imaginación y la creatividad a la hora de encarar los problemas prácticos que puedan presentarse en la vida real», agregó.

Según Peña, «tener una óptica exclusivamente económica no sirve porque no se entiende nada. Hay que tener una visión transdisciplinaria para entender y apoyar a una pyme que quiere internacionalizarse».

Hoy resulta fundamental que las empresas entiendan y sepan cómo acceder a consumidores urbanos distantes y diversos culturalmente para conocer sus preferencias y prioridades, para poder escalar en una cadena de valor, tener una presencia sostenida en el mercado internacional o aprovechar un acuerdo comercial.

Eso quedó en claro luego de que varios de los expertos describieran el actual contexto mundial.

Renato Baumann, profesor de Economía de la Universidad de Brasilia, mencionó algunos de los puntos sobresalientes:

Bajo crecimiento en las economías avanzadas, crecimiento más lento de China y bajo dinamismo de los Brics (sigla con la que se identifica a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

El comercio mundial creció 22% en 2004, pero desde 2012 no crece más de 2% al año.

Importancia creciente no sólo del comercio de servicios sino de la incorporación de servicios en el proceso productivo manufacturero.

El desempeño de los principales exportadores de productos industrializados está claramente influenciado por la producción segmentada en cadenas de valor, que son globales, pero que también existe una creciente regionalización.

Sin formularios

«No hay un formulario sobre cómo participar de las cadenas, pero es preciso que el país cree las condiciones básicas y que las mismas sean reconocidas por los productores. El producir en cadenas puede permitir a un país participar del comercio internacional incluso en segmentos de mercado en los cuales al inicio, y aparentemente, no tiene ventajas competitivas», explicó Baumann.

«La decisión de producir en cadenas necesariamente involucra consideraciones de tipo organizacional y cuestiones logísticas (como los costos de transporte). Sólo cuando las ganancias derivadas de pertenecer a una cadena superan esos costos vale la pena pensar en encadenamientos productivos», explicó.

Mohamed Amal, de la Universidad de Blumenau, de Brasil, comentó que así como en los ’70 el mundo vivió bajo el efecto Japón, hoy se mueve bajo el efecto China. «Hay que entender la economía de escala y pensar a largo plazo», dijo antes de señalar que la internacionalización de empresas es, ante todo, una cuestión de redes.

Ignacio Bartesaghi, del Observatorio Asia-América latina de Uruguay, cree que vivimos en un nuevo contexto internacional donde bienes, servicios, inversiones y movimiento de personas son un todo y por eso, dijo, mantener una discusión sobre comercio en términos clásicos es difícil. «Las pymes quieren acceder a nuevos mercados, pero tienen ciertas debilidades, como llegar a los niveles de calidad mínimos (les resulta difícil lograr procesos de certificación). Hay desconexión entre las agencias de promoción, las pymes y la academia. Las empresas dicen que les falta información», explicó.

A su turno, Gustavo Beliz, director del BID-Intal, comentó que los latinoamericanos están dispuestos a pagar más impuestos y endeudar a su país para mejorar la infraestructura, según se desprende de la encuesta que el organismo realizó con Latinobarómetro a 20.000 personas, en 18 países de la región.

Estadísticas

Arancha González, directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional (CCI), la agencia de desarrollo de la OMC y de las Naciones Unidas, destacó la importancia de contar con estadísticas confiables.

«Nos falta construir buenas cifras y análisis desagregados que nos permitan contar con una mejor radiografía de las pymes, que en América latina tienen una participación mucho menor en el comercio internacional (menos del 10%) que las pymes asiáticas (superan el 50%)», citó González.

Otro de los datos que compartió con los participantes fue que mientras la contribución de las pymes de la región al PBI está por debajo del 30%, en el caso de las pymes de la OCDE esa cifra se eleva a 60% en promedio.

¿Cuáles son los principales problemas que detectó entre las pymes el organismo? Fallas en la inteligencia de mercado para saber quiénes son sus competidores; la capacidad de detectar y sortear barreras no arancelarias; las dificultades para acceder a la financiación y al crédito, y para poder cumplir con las normas y estándares para internacionalizarse.

El número y el tipo de especialistas a formar estará relacionado con lo que demande el objetivo de multiplicar en 5 o 10 años el número de pymes de un país, que logren una presencia sostenida en otros mercados. Queda en claro que más allá del número y de los pormenores de los programas, se trata de un trabajo en equipo.

 

Fuente: La Nación.